Llega un momento en el que se acrecienta el deseo de combatir los signos del envejecimiento en la piel, especialmente en el rostro. Antes de ponerse a ello es necesario informarse bien, ponerse en las mejores manos y, sobre todo, plantearse a uno/a mismo/a el firme propósito de no obsesionarse. Se trata de invertir en salud y mejorar nuestra percepción, no de cambiar una imagen que no aceptamos.
Al margen de lo anterior, que es importante, el proceso conlleva la elección de un tratamiento entre estos dos: la toxina botulínica y el ácido hialurónico.
Toxina botulínica
La toxina botulínica es una neurotoxina que parte de un tipo concreto de bacteria, la Clostridium bolilinum. Se la conoce como bótox por la marca del mismo nombre que comenzó a comercializarla en Estados Unidos en 2002, alcanzando una popularidad que hizo que la toxina se identificara con el nombre rápidamente, allí y en el resto del mundo.
Por la procedencia y los efectos secundarios que puede llegar a tener, su uso está muy controlado por las autoridades sanitarias, de forma que en España se trabaja con solo unas pocas marcas que son las únicas permitidas.
El tratamiento con bótox se aplica en las arrugas de la frente y en las denominadas patas de gallo, sobre todo, pinchando la sustancia para que actúe de manera preventiva al obstaculizar el movimiento de músculos al realizar el gesto.
Ácido hialurónico
El ácido hialurónico es un polisacárido que tenemos de manera natural en la piel y otros órganos. Es más versátil que el bótox porque se usa también para hidratar, y más eficaz a la hora de combatir la arruga porque rellena, regenera y estimula.
Otra diferencia importante es que sí hay muchos tipos y marcas de ácido hialurónico, dividiéndose principalmente entre el reticulado y el no reticulado. Es el primero el que se utiliza para rellenar.
La toxina butolínica y el ácido hialurónico son tratamientos que, dado su fin de combatir el envejecimiento, se suelen confundir, pero no son lo mismo. Para tomar una decisión, lo mejor es ponerte en manos de un profesional que te informe y ejecute el tratamiento con todas las garantías.